CON PENAS Y SIN GLORIA

Por Carlos Galli.
Cuando se vayan, tal vez, se irán con muchas penas y sin ninguna gloria. Aunque lo más seguro, que nada le dé lástima.
Ellos eligieron amigos, que son enemigos de la vida. Ejemplos sobran. Venezuela, Irak, Honduras, Nicaragua, Rusia.
Hace casi un mes, el Presidente Alberto Fernández, le expresó al ex KGB, asesino y dictador Vladímir Putin, que Argentina será la puerta abierta para Rusia en América Latina.
Cuando se vayan, dejarán el cincuenta por ciento de pobreza y cinco millones de indigentes. Millones de planes sociales manejados por los gerentes de miseria.
Cuando se vayan, dejarán un pueblo mal herido. Cuasi en terapia intensiva. Pymes quebradas, empresas cerradas, y más de cuarenta mil trabajadores despedidos.
Cuando se vayan y no vuelvan nunca más, dejarán una Nación incendiada. Una grieta política y social, un abismo entre los ricos amigos del poder, y los laburantes, jubilados y desempleados.
Cuando se vayan, cada uno de ellos seguirán diferentes caminos. EL, con su habitual y lamentablemente tibieza. ELLA, con su odio y su soberbia, y su relato tribunero que ya no convence ni a propios ni extraños.
Cuando se vayan dejarán un infierno, y no aquel paraíso que prometieron.
Dijo el General Perón: «Las revoluciones sociales se hacen con tiempo o con sangre». Ellos ya no tienen tiempo, y los que pertenecemos al verdadero pueblo, ya no queremos sangre.
Cuando se vayan, EL, tal vez elija Puerto Madero para vivir con su pareja y su hijo o hija. ELLA, lo más probable, elija su lugar en el mundo, El Calafate.
Cuando se vayan, serán cadáveres políticos o zombies que deambularan de derecha a izquierda sin ver dónde está el horizonte.
La sociedad, de todas maneras, oportunamente dará su veredicto. Si prefiere malo conocido, que bueno por conocer. La oposición es impresentable. Son la derecha recalcitrante y liberales ricachones y poderosos que pueden comprar a todos aquellos que quieran subir a un barco sin timón que es lo más parecido al Titanic. Dicen no pensar en el 2023, y sin embargo se están despedazando entre ellos. Por un lado, Bullrich y sus halcones, por el otro, Rodríguez Larreta y sus palomas. Aunque en realidad todos son buitres y caranchos.
El pueblo tiene en sus manos decidir qué es lo que queremos. Nadie, absolutamente más que el pueblo, será artífice de su propio destino. Alguna vez hará sonar su escarmiento, y podremos decir que sistema queremos. Una democracia seria, un pleno Estado de Derecho, o una Autocracia Dictatorial.
Finalizo con una frase de Emiliano Zapata: «Si no hay Justicia para el pueblo, que no haya paz para los gobiernos».




