China-Argentina: Noviazgo que se consolida en la esfera multilateral.

Por Margarita Pécora B. –
Desde luego que la frase que titula ese comentario es simbólica, pero no alejada de una relación cada vez más profunda y carnal que data de varias décadas entre la República argentina y la República Popular China, escenario de la icónica y legendaria Ruta de la Seda que hoy es noticia mundial, tras la firma de un acuerdo bilateral mutuamente ventajoso para ambas naciones.
Al sellar su adhesión a la hoy conocida como La nueva Ruta de la Seda, Argentina entra a formar parte de los 140 países que ya adhieren a uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos que se han concebido; y es de los pocos países que tienen espaldas para cumplirle a Pekín los compromisos contraídos.
Al dar este paso, Argentina también apoya el multilateralismo y reafirma su compromiso con la Agenda 2030, aunque ello despierte inquietud entre quienes ven el proyecto chino como parte de una ofensiva expansionista hacia America Latina, o de una campaña del gigante asiático de utilizar “la diplomacia de la deuda” para expandir su influencia alrededor del mundo. Para la Argentina, duélale a quien le duela, significa una valiosa oportunidad para poner en movimiento las ruedas del progreso que se “oxidaron” con el paso de un gobierno neoliberal, al que se sumó la pandemia del Covid.
Cabe recordar que la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda fue lanzada en 2013 por el presidente Xi Jinping como un paquete de programas de desarrollo e inversión que se extienden desde el este de Asia, hacia Europa, África y América Latina. Para Pekín ésta es la principal estrategia económica y de cooperación internacional.
No es exagerado afirmar que la relación chino-argentina es carnal, porque chinos hay por miles en todos los barrios y rincones de ese país austral. Gran número de empresarios que están en el comercio minorista, se asentaron acá a partir de la tercera oleada migratoria más grande que se produjo durante la década de 1990 cuando la inmigración proveniente de la nación asiática, superó numéricamente a la de origen japonés y coreano.
De modo que no asombra, al menos desde el plano humano, que la relación pase de ser un noviazgo, a un compromiso que se consolida, aún cuando los estrategas o agoreros de la geopolítica sobre todo desde Occidente, lo miren con lupa y cubran de dudas.
Desembarcar de un viaje al gigante asiático con la garantía de que seguirán cumpliéndose los tramos del financiamiento chino a obras estratégicas de infraestructura en la Argentina, representa sin lugar a dudas un logro para la misión gubernamental que encabezó el presidente Alberto Fernández y que concretó el canciller Santiago Cafiero, al firmar el Memorándum de adhesión con He Lifeng, presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de la República Popular China.
Eso significa que, a los 14 mil millones de dólares, ya aprobados en el primer tramo, le seguirá un segundo paquete, por 9.700 millones de dólares, que la Argentina presentará en el Grupo Ad Hoc creado entre ambos países para iniciar el trabajo tras la adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda.
El hecho de que a esta iniciativa china para estimular el flujo del comercio y las inversiones, ya han adherido más de 140 países, es lo que preocupa y quita el sueño a algunos adversarios de Pekín, como Estados Unidos, que considera el proyecto como una “agresiva estrategia de préstamos” de China en naciones frágiles, con lo que no solo generaliza, sino que ignora la enorme capacidad productiva que posee la Argentina en megaempresas que desarrollan renglones estratégicos como los aeroespaciales, petrolero, gasífero, minero, entre otros, y puede responder tranquilamente a las expectativas de inversión, aún cuando enfrenta una oposición política que reacciona de forma irracional a las propuestas de desarrollo económico con inversores extranjeros que no resultan de su agrado o preferencia.
Recordemos el rechazo explícito de la oposición al gobierno del Frente de Todos, a impulsar un megaproyecto chino para aumentar la producción de carne porcina, pero que quedó en el centro de la polémica sobre todo por las críticas de las organizaciones ambientalistas, que cuestionan varios aspectos, consiguiendo poner palos en la rueda a una iniciativa que posicionaría a la Argentina como un productor porcino significativo a nivel global.
Así las cosas, la lupa sigue puesta sobre China y su gigantesco arsenal crediticio del que Argentina tomará una parte, a pesar de los escépticos que advierten que China les exige a sus deudores cumplir con sus pagos y que ello podría generar duras críticas en el mundo, y especulan con que la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda es una “trampa de deudas”.
Una mirada más optimista permite afirmar que la Argentina va a saber aprovechar su entrada a la nueva Ruta de la Seda, para ampliar el comercio con el país asiático, a través de la oferta exportable que es muy diversa, y sabemos que a China le interesa, por lo que es muy acertado que trabajen para ampliar la participación de los proveedores argentinos en las obras de infraestructura y se aceleren las negociaciones sanitarias, fitosanitarias y las habilitaciones para estimular las exportaciones argentinas a China.
“La Iniciativa de la Franja y la Ruta – señala la nota oficial de Cancillería argentina-, tiene por objeto impulsar la cooperación y la conectividad entre los países a través de dos componentes principales: uno de carácter terrestre (la “Franja Económica de la Ruta de la Seda”) y otro transoceánico (la “Ruta Marítima de la Seda”). Se trata de una iniciativa para desarrollar una plataforma para estimular el comercio y las inversiones, la integración de los mercados y la cooperación económica entre regiones. A mediano plazo, el Memorándum busca obtener resultados concretos que permitan impulsar el comercio bilateral en materia de bienes y servicios y concretar inversiones para el sector productivo y para el desarrollo de capacidades tecnológicas.
“En adición al Memorándum de la Franja y de la Ruta de la Seda, se suscribieron trece diferentes documentos de cooperación de carácter interinstitucional en distintos ámbitos y entre diferentes contrapartes. Las materias de estos acuerdos se refieren a desarrollo verde, economía digital, desarrollo espacial, tecnología e innovación, educación y cooperación universitaria, agricultura, ciencias de la tierra, medios públicos de comunicación y energía nuclear- resalta la nota oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina, agregando que ambos presidentes “valoraron el trabajo conjunto en cooperación sanitaria en el contexto de la pandemia COVID, como así también la cooperación estratégica en el ámbito de los usos pacíficos de la energía nuclear, alentando proyectos en áreas vinculadas a la medicina nuclear y radioisótopos.
También se rubricaron acuerdos vinculados con la cooperación en materia espacial y con la interacción en temas oceánicos, conservación de recursos y espacios antárticos.
¡Bienaventurada sea pues, esta entrada de Argentina a la Ruta de la Seda!




