EL TABLERO DEL PODER

Por Gabriel Princip.
Europa se puede convertir en el campo de batalla de una guerra mundial que Estados Unidos, China y Rusia serán sus protagonistas. Sin duda el imperio yanqui se encuentra en desventaja, el virus ocasionó más muertes que uniendo todas las guerras donde participaron los huestes del Tío Sam, más una inflación nunca vista desde 1982. Por su parte China, que es el guardaespaldas de Rusia aumentó su producto bruto interno, el covid no le afectó y su economía sigue viento en popa. Rusia, a pesar que Putin quiere vigilar a Ucrania no tiene deseos de entrar en un conflicto bélico a la igual que Biden pero los chinos sí.
En la novela “Perón en el siglo 21” en su capítulo cuatro de mi autoría se puede leer una premonición de Benjamín Parravicini, el Nostradamus argentino y dice: “y la maldita ramera borracha de sangre hará sonar su trompeta de la muerte. Para que finalmente el oso y la estrella polar traigan paz al mundo. Triángulo del sur…1000 años de paz tendrá bajo el manto de la virgen santa que no es virgen”. Si podemos entender que la ramera es Estados Unidos y el oso y la estrella polar son Rusia y China, el triángulo del sur es Latinoamérica. Quizás haya un conflicto y sus consecuencias sean el crecimiento en paz de los países sudamericanos.
Por ahora sabemos que Estados Unidos miente con la información. Acusa a Rusia, pero el verdadero villano es Biden. Y esto siempre pasó. Nos cansamos de escuchar de hablar de libertad y paz, pero siempre protegieron a las dictaduras y fueron generadores de más de 200 guerras en 100 años. O nos olvidamos de los militares argentinos, paraguayos, bolivianos, dictaduras árabes, africanas y demás que colaboraban con el gobierno norteamericano no eran denominadas tiranías. Claro que Maduro, Cristina, Evo, Lula que triunfaron en forma democrática en sus respectivos países, pero no tuvieron vocación de servicio con las barras y estrellas. Esas naciones si son dictaduras para el imperio.
Pero no solo los discursos políticos mienten. Utilizaron las artes, la cultura y hasta las películas para hacernos creer que eran dueños del bien, la liberación y la paz. Tomemos como ejemplo las series o los anime. El zorro, personaje popular era una producción de Disney. Diego de la Vega era un hacendado esclavista que con su disfraz defendía al rey, al sistema, nunca al pueblo. Disney fue agente de la Cía. y se llegó a Brasil y Argentina para reclutar hombres para la segunda guerra mundial. Argentina dijo no. Superman y el Avispón verde eran hombres conectados con los medios que luchaban contra el mal que la policía marcaba. Batman era un hombre de la oligarquía que bajo un disfraz trabajaba para la policía. El pueblo estaba ausente. En nuestros pagos teníamos a Hijitus que era funcional al comisario, un correntino vago que muy pocas veces se lo veía trabajar. Su amigo era Oaky el hijo de Gold Silver, o sea el hijo de alguien que se llamaba oro y plata y pertenecía a la oligarquía. Hijitus se trasformaba en superhijitus combatiendo al mal, pero vivía en un caño. Las cosas de la vida, siempre favoreció a Gold Silver y este nunca fue capaz de comprarle una casa, Hijitus con pichichus siempre en un cañito.
Quizás el único superhéroe que no era funcional a la oligarquía ni al sistema fue El chapulin Colorado.
Pero el ejemplo más insólito de mentira y racismo fue Tarzán. ¿Quién era Tarzán? un hombre blanco que podía hablar con los animales. Primero en la década del 30, un atleta y actor, Johnny Weismuller, luego en los 70 un rubio lampiño. Ellos dominaban los animales y la selva. Ahora bien, los cientos de pueblos negros en todo el continente y durante toda la historia jamás pudieron hacerlo. Tuvo que venir un blanco para dominar incluso al rey se la selva, Tarzán un rubio antimonárquico.
Quizás no se den cuenta, pero siempre el imperio nos dominó, nos mintió y nos controló. Hoy lo hace con las redes sociales. ¿No le parece?




