EL ÚNICO JUSTO
Por Carlos Galli.
Ha quedado demostrado en infinidades de veces, que NO todos somos iguales ante la Ley terrenal.
Desde que tengo uso de razón, cuando estaba en tercer grado y tenía tan solo 7 años, me enseñaron mis educadores que todos somos iguales ante la Ley de los hombres y de las mujeres.
Me explicaban que no existen diferencias y que todos los actos delictivos se miden con la misma cara.
Me enseñaron que la Justicia es ciega, sorda y muda. Y que siempre es justa.
Que los jueces y fiscales no hacían diferencias entre ricos o pobres, entre poderosos y débiles. Que la Ley es estricta, y que el Código Penal es para todos igual. Que no hace diferencias. Castiga al culpable y premia al inocente.
Pasaron 63 años de aquella enseñanza primaria. Pasaron los tiempos, y la enseñanza siguió siendo la misma. En el secundario, y en el Instituto de Comunicaciones Sociales dónde me recibí de Comunicador Social en diciembre de 1976, en plena dictadura militar genocida.
Tenía la esperanza de que la Ley fuera verdaderamente igualitaria. Ni con las diferentes dictaduras, ni en democracia y en un pleno Estado de Derecho, pude ver qué la tan mentada igualdad sea justa. Estuve detenido por los milicos y no tuve justicia. Me torturaron en la maldita ESMA, hoy Museo de la Memoria, y no tuve Derechos Humanos que me ayudaran a mí, como a tantos compañeros y compañeras que no tuvieron un juicio, solo hallaron torturas, flagelos y muerte.
Nuestro pecado era ser militantes del campo popular. Con ideales y convicciones.
Tanta agua ha pasado bajo el puente. Tantas ideas «asesinadas», tantos sueños quebrantados. Que me han hecho comprender que el único justo es DIOS, fuente de toda razón y justicia.
Que la única justicia verdadera, igualitaria es la del Creador de todas las cosas.
La Justicia mundana la hacen seres humanos, y muchas veces conforme a su voluntad y conveniencia.
La balanza de la justicia parece que se inclina para un solo lado.
No es casual que el Señor Jesucristo, haya expresado: “Bien aventurados aquellos que son perseguidos por causa de la Justicia, porque de ellos será el Reino de los Cielos».
DIOS no hace acepción de personas. La justicia terrenal condena conforme al peso específico del poder que tenga el condenado. Si SOS un cuatro de copas, te condenará rápido y sin piedad. Si sos un As de espadas, serás libre de culpa y cargo. Todo depende con el cristal que quieran mirarte.
Tengamos cuidado, porque la Justicia no siempre es ciega. No siempre es sorda y no siempre es muda.
