LA TRAGEDIA DE LA DEUDA

Por Gabriel Princip.
El primer gran endeudador fue Bernardino Rivadavia. La JP Morgan era el FMI del momento. Este prestamista logró acuerdos con Mitre, Roca, Avellaneda, Sarmiento y todo aquel presidente que lo solicitara. Su reemplazo fue el FMI en 1956. Entre 1945 y el 56 la Argentina no creó deuda y Perón saldó a todos esos próceres de la oligarquía con 2 millones de pesos. Néstor imitó al General y Macri copio a Rivadavia. Ahora bien, siempre se tomó deuda en nombre del Estado Argentino nunca la deuda fue personal.
O sea, cuando algún imitador de trosko te dice: ‘que la deuda la pague Macri’ va por tu voto y nada más. Macri no pagará deuda alguna con su patrimonio y hoy el Estado tampoco puede imitar a Perón.
Máximo Kirchner, jefe de la Cámpora suele decir en sus discursos ‘que la deuda la pague Macri’. Los periodistas acólitos proclaman el no pago y es ahí cuando Adolfo Rodríguez Saá levanta su mano para recordarnos que él fue el primero en declarar el default y el no pago. Claro después llegaron cuatro presidentes, devaluación y la caída al séptimo subsuelo del infierno.
Con el Fondo se negocia, pero desde la soberanía. Eso trata de hacer Martin Guzmán, claro que a veces pregunta a sus amigos que quedaron en esa entidad crediticia. Arturo Jauretche señalaba que “Asesorarse con los técnicos del Fondo es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero”.
Lamentablemente la deuda hay que pagarla. No será como lo hizo Néstor, ya que el monto es superior, pero hay que tratar de organizarse para que finalmente se pueda salir de la recolonización que hizo el imperio con la gran ayuda de Macri. Porque no tengan dudas, Estados Unidos declara guerras en Asia; y en América Latina utiliza el FMI, la corrupción y los presidentes cipayos para colonizar el continente. Don Arturo diría: “Si es malo el gringo que compra, peor es el criollo que nos vende”. Y Macri nos vendió y parte de la sociedad estuvo de acuerdo con él y hoy por hoy los avala su partido con votos. Sociedad rara esta que se suicida a diario.
El no pago es una frase de barricada y nada más. La pandemia sanitaria siguió a la económica ejercida por el mayor entregador de la historia y si no se quiere pagar como solicita el trotskismo y parte del kirchnerismo duro, queda la alternativa de la revolución a la cubana. Hecho poco probable ya que la revolución hoy se vive solo en películas y en jueguitos de play.
El gobierno de Alberto Fernández trata de llegar como puede al 2023, tratando de buscar una formula que fortalezca la idea nacional y popular. Por ahora el ejecutivo es tibio y blando. Una foto de un cumpleaños lo jaqueó y con ello comprobó una cita más de Jauretche. “Los gobiernos populares son débiles ante el escándalo. No tienen, ni cuentan con la recíproca solidaridad encubridora de la oligarquía y son sus propios partidarios quienes señalan sus defectos que después magnifica la prensa. El pequeño delito doméstico se agiganta para ocultar el delito nacional que las oligarquías preparan en la sombra y el vendepatria se horroriza ante las sisas de la cocinera”.
En una palabra, exijamos conducción política al ejecutivo, no adoptemos discursos infantiles de la izquierda cipaya y vayamos con una idea de Pensamiento Nacional, como lo hicieron San Martín, Rosas, Perón y Néstor, los verdaderos próceres. ¿No le parece?




