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Opinión

TODOS IGUALES

Por Dany Wilde.

Las elecciones pasaron, y otra vez a remarla. Nuevamente en el camino de explicar lo obvio, o sea, lo más difícil de hacer entender a la gente, que no todos los políticos son iguales.

Lamentablemente la clase media, la que se dice muy informada es quien tiene más problemas de entendederas. Frases como “son todos chorros, todos iguales, nadie hace nada por vos”, y demás conceptos fascistas no son fáciles de erradicar. Quizás el gran problema sea la falta de formación de los ciudadanos, en especial de aquellos que creen que los medios no mienten. Este palabrerío determina el escaso compromiso de la población y por ende con uno mismo. Platón supo decir que: “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”. Y es tan cierto que las dictaduras y las alianzas de derechas no nos dejan mentir.

Los candidatos para las últimas elecciones se cansaron de prometer todo, especialmente aquello imposible de cumplir. Sueldos geniales, jubilaciones con el 101 por ciento móvil y seguridad para todos y planes para nadie. La mitad de la sociedad agradeciendo con su voto y la otra mitad calificándolos de ladrones, chorros y demás insultos. Una parte de la sociedad no puede comprender que no es la política la que hace a un candidato convertirse en ladrón. Es el voto el que hace a un ladrón convertirse en político.

De todas maneras, a pesar de las elecciones seguiremos nuestro camino a la probable felicidad en el marco del capitalismo. Un modelo que mientras esté en manos populares y nacionales no hace el daño que el neoliberalismo pretende. “El capitalismo cuando puede dominar un país con medios neoliberales, -dijo Marcos Ana- lo hace, cuando no puede recurre al fascismo”. En manos de la derecha establece grandes diferencias, no entiende la distribución equitativa de la riqueza y provoca una grieta que jamás puede cerrarse. Avanzamos en el tiempo y la diferencia entre ricos y pobres se hace más distante.

Para que ello ocurra un segmento de la política ayuda. Paulo Coelho afirmó: “Cuando un político dice que acabará con la pobreza, se refiere a la suya”. Tiene razón. Si no me puede explicar la gran cantidad de candidatos que trabajan para la derecha, no me diga que lo hacen por la patria. No le veo cara de San Martín o Belgrano a Milei, Espert, Larreta, Vidal, Macri y demás componentes de la banda. Lo cierto es que todos estamos nerviosos con el resultado de las últimas elecciones. Las expectativas no son las mismas que dos años atrás.

En el día a día las mayorías siguen trabajando por salarios escasos donde vemos a trabajadores con profunda tristeza ir a sus respectivos trabajos y una oligarquía contenta que jamás hizo esfuerzo alguno, salvo saquear.

Por eso seguiremos remando en el océano de capitales donde nos hallamos algunos con mejor posibilidad de llegar a la orilla que otros, o como decía Eduardo Galeano: “Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo, unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico a perder las cosas que tienen”.

Nunca tan ciertas las palabras del uruguayo. Por ahora nosotros debemos seguir la vida y si es posible con apertura mental y un pensamiento democrático. El pensamiento vertical es patrimonio del fascismo, que solo nos lleva a la infelicidad. Como decía Albert Einstein, “La mente es igual que un paracaídas, solo funciona si se abre”. ¿No le parece?

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