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Opinión

TELÉFONO DESCOMPUESTO

Por Rodrigo Marcogliese.

El tono de espera del teléfono se cortó abruptamente cuando Juan saludó del otro lado. Un “¿Qué contás Pepe?” Ofició de presentación.

Pedro -Pepe- de 62 años votó por primera vez con el retorno de la democracia en 1983. Estaba llamando a su amigo que conocía desde que juntos engrosaron las filas del “CIC”, como llaman a la Carrera de Investigador Científico y Tecnológico del CONICET.

Sus caminos se bifurcaron desde 1996, cuando Juan emigró al país carioca. En ese momento las cosas empeoraban día a día desde que el Ministro de Economía, Domingo Cavallo, había mandado a lavar los platos a los científicos en 1994. Vale aclarar que después de esa frase se produjo la reelección del mandatario riojano y un cheque en blanco al superministro formado en la escuela de Chicago.

“Nada nuevo tanito. En Argentina lo nuevo sería que nada cambie”, aseguró Pedro.

Juan, el tano, retrucó diciendo: “Vi algo por O´Globo, que el dólar está por las nubes. Inseguridad… Igual, es nuestro Clarín no sé si creerle”

“¿Nuestro? ¿Sos brazuca ahora? Te ganamos la final de la copa américa entonces amargo”, bromeó Pepe.

“¡No, che! Es un decir ¿Sabés cómo le cargué a Milton el que atiende el mercadito acá a una cuadra cuando les ganamos? Caí con una casaca Argentina que tenía de la época que vivía allá. Ni siquiera le quedó el gallito de Le Coq Sportif, y los bastones celestes ya se volvieron blancos, pero quedate tranquilo que cumplió su cometido. No te imaginas cómo se calentó el morocho”.

“Claro, me imagino”, batió Pedro.

“No, no te imaginas”

“Si, bueno no importa. Te llamo para comentarte que el otro día me encontré con Cacho. ¿Te acordás de él?”

“mmm…”

“Un colorado que jugaba al fútbol con nosotros. Y sabés que no recordamos el nombre de la socióloga a la que le respondió Cavallo”.

“Susana Torrado”, contestó al instante Juan. “La socióloga y demógrafa Susana Torrado. Ella advirtió que las políticas del menemismo nos iban a llevar al desastre. No fue una advertencia, fue una premonición.”

“¡La Torrado!” exclamó Pepe.

“Fue el 24 de septiembre de 1994”, relató el tano que como si estuviese enajenado no llegó a prestarle atención que su amigo le estaba hablando cuando siguió “¡Que se vayan a lavar los platos! le contestó el hijo de una gran…”

“Si, tano. Entendí” lo cortó justo Pepe. “Hablemos de otra cosa mejor, ¿Seguís dando clases, no?”

“Sigo…sigo, pero bueno te comento que todo tiene que ver con todo y aunque queramos hablar de otra cuestión volvemos a lo mismo”, se adelantó el tano. “Tengo como alumno a Marcus Guimaraes, él iba a recibir la Orden Nacional del Mérito Científico. Pero Bolsonaro lo excluyó de la lista mediante un decreto porque realizó un estudio que demuestra la ineficacia de la cloroquina para combatir el COVID. La cloroquina es lo que tomó el charlatán este cuando tuvo la enfermedad y decía que era una gripeciña”.

“Que increíble Tano, acá no sabíamos nada”, aseveró Pedro.

“¿Pero sabés que me puso contento pepito?, preguntó Juan -el tano-, notablemente emocionado. “Que 21 investigadores de distintas universidades escribieron una carta pública en la cual rechazaron el galardón fundados en que no pueden aceptarlo debido al negacionismo del Gobierno que persigue a sus colegas. ¿Te imaginas si en 1995 el pueblo hubiese sido solidario con nosotros y no lo hubiesen votado al turco? Te digo más, ponele que lo votaban, pero se manifestaban contra Cavallo y tensionaban que renuncie. ¿Vos pensás que yo me hubiese tenido que ir? ¿Hubiese ocurrido el 2001? Porque cambió el Presidente pero no el ministro”.

Pedro se quedó mudo. Trago saliva y atinó a decirle “Las cosas cambiaron. Llegó Néstor, Cristina, no fuimos auxiliares del Estado nada más porque se creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, pusimos un satélite en órbita, nos dieron una casa más grande para laburar, mejoraron los sueldos. Muchos volvieron…”.

“Pero yo no, pensé que iba a ser pasajero y no me equivoqué. El mismo Barañao que fue el ministro de las epopeyas fue el que desfinanció al organismo”, relató Juan.

Pedro -pepe- y Juan -el tanito- quedaron en silencio. Tenso, denso. No había enojos entre ellos y sin embargo ambos se sentían incómodos.

Finalmente, Pedro comentó con la voz quebrada: “tenés razón tano. Con Menem y con De La Rúa no cambió el ministro ni tampoco el modelo de país. Pero con Cristina y Macri sí. Si hubiésemos votado con memoria no hubiese ganado el empresario, así como si hubiésemos tenido memoria tampoco el turco hubiese sido reelecto. El domingo son las elecciones y ojalá tengamos memoria”.

“Bueno Pepe, te dejó, venite algún día por acá”, lanzó Juan desde Brasil.

“Adiós Juan, siempre vas a tener las puertas abiertas de tu patria tanito”.

“Lo sé… ¡Viva Perón Pedro!”

“Viva Perón carajo”, cerró Pepe.

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