La impronta diversa de los Miller en la cultura santafecina y nacional.
Por Gabriel Russo

Marilin Miller es Productora de espectáculos líricos y teatro musical, santafecina. Manifiesta ser orgullosa hija del destacado escultor Saúl Miller, autor de los Monumentos a Néstor Kirchner, Mercedes Sosa, entre otros. En conversación con Comunas Marilin ofrece detalles del espectáculo musical intercultural “Doce naciones” que está promocionando, y que recorre amplias facetas de la diversidad cultural.
Al pedirle conocer detalles de la trayectoria de su padre, Marilin nos cuenta:
Mi papá, ya de 80 años, es un escultor muy reconocido en nuestra ciudad, Ciudadano Ilustre, ha hecho varios monumentos que decoran Santa Fe, las Plazas, las iglesias, la cancha de Colón.
¿Fue su padre el autor del Monumento a Néstor Kirchner?
Así es, y de Mercedes Sosa. También el Cristo de Tunuyán que está en la Cordillera, en suma creo que 1200 obras tenemos contabilizadas.
¿A vos te va la escultura también?
Si,-confiesa-, algo me ha obligado al principio y hoy le estoy agradecida, porque fue una enseñanza muy profunda de hecho él ha quedado ciego y le estoy reparando las esculturas, porque habían roto la mano de Kirchner, lo habían sacado de su lugar de origen.
¿Cómo te ganas la vida?
De todo un poco porque el arte es un impulso que después se canaliza en diversas ramas o géneros, creo que me gano la vida haciendo arte. En este momento promociono la parte musical.
¿Vas a presentar un espectáculo con Matías Ianfranco?
Hacemos un show que anteriormente se llamaba “La vuelta al mundo en diez canciones”, tenía también la misma connotación de presentar música de todo el mundo, un poco de conocimiento cultural sobre la unidad a través de las letras, buscando que no haya conflictos, que la música sea un aliado de la paz, era cortito el espectáculo y ahora le llamamos “Doce naciones”, es música y tiene como objetivo mostrar lo maravilloso de los géneros, también los instrumentos, la forma del canto –se hace en doce idiomas distintos-.
Marilin puso ejemplos de canciones rusa, china, armenia, alemana, francesa, árabe, y quechua, entre otras y explicó que “interpretar la parte emocional de la música requiere conocer la letra, hay que estudiar la cultura y la historia de las canciones. Tomé clases virtuales con profesores nativos en medio incluso de la cuarentena. El mas difícil de sostener en la música resultó el idioma chino porque son palabras cortitas a las que hay que meterles la emoción, y es un desafío muy grande desde la forma muscular faríngea. Hacíamos transliteración, sabiendo que no llegaremos a la perfección porque hay cosas muy opuestas a nuestro natural movimiento muscular-explica-.
Esto recién comienza, vamos a dar un viaje, la idea es difundir este espectáculo con todas las aperturas y los que se quieran sumar, inmigrantes que deseen colaborar y expresarse, apoyar a los movimientos migratorios que nos llenan de conocimiento y rico intercambio cultural que no es solo idiomático, sino también gastronómico, entre otros.