LA MASACRE DE TRELEW.
Por Carlos Galli.
El 22 de agosto de 1972, la PATRIA fue fusilada.
Militantes del campo popular, fueron brutalmente acribillados en la Base Aeronaval, en la Provincia de Chubut.
El genocida Guillermo Bravo, un ex Teniente de la Marina, huyó a los Estados Unidos pocos días después del fusilamiento. Fue detenido en Miami, se esperaba con ansiedad que fuera extraditado, algo que, hasta nuestros días no ha ocurrido.
Desde estas páginas acompaño el dolor de familiares de las víctimas, porque me siento la sangre de aquellos compañeros y compañeras que murieron para que la Patria VIVA.
Pasaron 49 años de aquel fusilamiento, y pocos los recordamos. Familiares y amigos, y aquellos que fuimos parte activa de aquella juventud maravillosa.
Siempre pusieron el pecho. Esta vez, fue la última. Y lo hicieron porque amaban a su pueblo. Lucharon por ese pueblo y dieron la vida y derramaron su preciosa sangre por la Patagonia Argentina.
Los tenemos que recordar con los dedos en V y con el puño en alto, y gritando PRESENTE COMPAÑEROS.
Todos aquellos héroes y mártires, eran de tres organizaciones: Montoneros, FAR y del Ejército Revolucionario del Pueblo. Dos organizaciones peronistas, y una marxista.
Habían podido escapar de la unidad penitenciaria de Rawson. Ante la imposibilidad de salir del país, se entregaron a las Fuerzas Armadas.
Tres lograron sobrevivir al cobarde fusilamiento y nos contaron la historia, aunque luego desaparecieron durante la última dictadura militar genocida.
Guillermo Bravo, uno de los asesinos de nuestros militantes, hoy vive en el país del Norte y tiene 78 años.
En los 90, pasó de genocida a empresario exitoso, dedicado a la inversión en «salud». Que ironía.
En marzo del año pasado el fiscal de Miami, Jason Wu, pronunció su extradición.
El 22 de agosto de 1972, la sangre de estos militantes populares, salpicaron a los uniformados asesinos, llenaron nuestros ojos de lágrimas y quebrantaron el corazón de muchos de nosotros.
La PATRIA fue fusilada.
Ganaron los burócratas, los políticos corruptos, los traidores. Nos gobiernan dirigentes que jamás lucharon por las causas de los humildes.
PERDÓN COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS.
Algunos pocos recordamos a esos compañeros y compañeras que fueron fusilados por sus ideales y convicciones.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, INOLVIDABLES Y ENTRAÑABLES COMPAÑEROS.
Una vez más, perdón por no poder cambiar absolutamente nada, por lo que USTEDES dieron la vida.
