VIVIR RIENDO.

Por Rodrigo Marcogliese.
La historia lo recuerda como el paradigma de la crueldad, la destrucción y la rapiña, un texto le adjudica haber dicho que por donde pasaba no crecía el pasto.
Si bien la descripción es de Atila, el rey de los Hunos, bien podría atribuirse al rey de los brutos.
El soberano de inteligencia asintomática es un ausente con aviso en la próxima cita con las urnas, su telegrama de despido tuvo la firma del 59 por ciento del pueblo que gobernó.
Irónicamente se enteró por telegramas después de arrasar con el correo. Porque este Atila también arrasa con todo, y todos. Fundamentalmente los propios, arrasó con la actividad pública de buena parte de su gabinete que como férreos seguidores de su líder amarillo fueron tan brutos como para tener una corta vida en el hampa estatal (no fue posible ni con toda la financiación del mundo).
¿Qué es de la vida de Marquitos? ¿Dónde está el gurú ecuatoriano?
La leona, que entiende que la General Paz es sólo una avenida, quiso cortarse sola y fue duramente castigada por Atila. De gobernar el distrito más importante del país a encabezar una lista, y no precisamente gracias a él (prefería a la ‘montopiba’).
Estaríamos equivocados si pensáramos que solamente se dedicó a arrasar con sus opositores, incluyendo al pueblo. Para Atila está primero él, después él, y por último él.
Por eso, quiere arrasar a otro de sus lacayos: ‘El autónomo calvo’.
El Rey de los Brutos sólo logró imponer su deseo de colocar ciertos nombres en las listas, y si bien hubo sinónimos a la hora de mencionar nombres propios, es difícil encontrar un bruto tan bruto como Fernando Iglesias.
Atila ve a todos de su condición, y pidió que Iglesias integre su espacio. El negocio del diputado es siempre dar un poquito más de lo poco que se espera de él, y hasta es lógico, si la respuesta a la pregunta “¿Por qué estoy acá? es porque digo idioteces…tengo que seguir haciéndolo”.
Ya quisiera el oficialismo que sus problemas se resuman en Fernando Iglesias. Sin embargo, hay que reformular la pregunta, ‘¿Dónde está el ecuatoriano?’ Porque no importa dónde está él, sino qué fue lo que dejó.
Si bien podría haberlo dicho el neurocirujano, la frase «el electorado está compuesto por simios con sueños racionales que se movilizan emocionalmente” es de autoría del Gurú, previo a las elecciones del 2019.
El ecuatoriano vino a encarnar al enano fascista, a doña Rosa. Mejor al primero, porque cumple con las dos condiciones. No generó una impronta, sino que adoptó una existente y utilizada por Atila.
En definitiva, la emoción que quieren transmitir para mover a su electorado es el odio. Aunque eso hace reafirmar su vínculo con su votante, no es suficiente para que vuelvan a ocupar el Gobierno y el poder.
Un gran pensador de Lincoln decía que había que militar con alegría, y no lo decía por una revolución de la alegría ni por sonreír ante tarifazos, sino que ante esta realidad tan difícil tenemos que saber que «Nada grande se puede hacer sin alegría, nos quieren tristes para que nos sintamos vencidos. Los pueblos deprimidos no vencen”.
Los integrantes del espacio amarillo son muy similares en sus mensajes de odio, “que vamos camino a ser Venezuela”, “que se robaron todo”, “que son planeros”, que no puede haber universidades por todos lados porque como dijo la Leona “nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad”. Pero el lugar por donde ella se va a candidatear tiene pobreza estructural, ¿Qué se hace entonces? Le podría interesar candidatearse en un lugar con índice bajo de pobreza como Noruega, a esta altura en cualquier lugar dice que vivió de chiquita.
Como argumentó otro cabeza de lista de su espacio en otro distrito, el neurocientífico se excusó de su armado al comentar “no podemos armar listas con noruegos”. Ejemplificando que esté quien esté el germen del Rey de los brutos está.
Sucede que cuando Atila, el gato, no está… los brutos ratones bailan.




