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Opinión

EL PUEBLO UNIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO.

Por Carlos Galli.

Una consigna setentista, un grito de guerra, de militantes del campo popular. De aquellos que resistimos a las peores dictaduras genocidas. Los que pusimos el pecho, por las causas populares. El grito sagrado que era: «Con el fusil en la mano y Evita en en corazón, quisimos y luchamos por un país mejor, más igualitario».

Nos equivocados, nada ha cambiado. La democracia tiene demasiadas deudas con verdadero pueblo.

Los dirigentes políticos, se rasgan las vestiduras expresando que quieren una mejor calidad de vida y que merezca ser vivida para el  pueblo argentino.

Desde 1983, la democracia es un «negocio» para algunos. Ya no existen ideales, y las convicciones han desaparecido. Son vanas palabrerías y falsas promesas de campaña.

Oficialismo y Oposición, están cortados por la misma herrumbrada tijera.

Los DD. HH. son UNIVERSALES, no les pertenecen a nadie. No son los dueños, ningún dirigente se puede apoderar y arrebatar los Derechos Humanos, e incluso el ex presidente Macri, se atrevió a decir que eran un negocio. Una verdadera hijaputez, que salió de una boca llena de miserias y egoísmos.

Son tan soberbios, que le echan la culpa unos a otros y como es una costumbre, se jode el pueblo, el laburante, el obrero. Al heredero del General Perón, le están robando la herencia. Los viejos peronistas ya no tenemos más ganas, nos quitaron las fuerzas. Cargamos con una mochila extremadamente pesada. Los nuevos «revolucionarios» brillan por su ausencia. Son invisibles, o directamente, no existen. La Cámpora, es solamente chamuyo barato, venden humo, y ni siquiera saben encender el fuego. Con cantitos infantiles, en el Patio de las Palmeras, es imposible hacer una revolución social. Se siente como si hubieran bajado de Sierra Maestra, y creen que la revolución saldrá de los despachos confortables del Instituto Patria. Allí sólo se arman las roscas, no las revoluciones.

Tal vez, muchos de ustedes fueron a Cuba como turistas y disfrutaron de La Habana y sus playas. Muchos fuimos en nuestra juventud, a otra cosa. No hicimos turismo. Aprendimos a respetar la lucha de los pueblos oprimidos. Se preguntarán si aprendimos, claro que aprendimos y mucho. Supimos que es preferible, sin dudas, ser libres o muertos, jamás esclavos.

Pero ganaron ustedes, políticos de poca monta.

Ganaron ustedes, el pueblo ya está vencido, especialmente los viejos como yo, que estamos pisando los 70 años, y no queremos más. Me agotaron. Me quitaron casi todo. Lo único que no me quitarán jamás, es mi LIBERTAD.

El que quiera oír que oiga.

Y al que le quepa el sayo que se lo ponga.

Me pueden quemar en una hoguera, y mis ideales y convicciones, se quemarán conmigo.

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