NO SER PERONISTA

Por Gabriel Princip.
Claudio y Darío Villarroel fueron hijos de Sergio Villarroel. El periodista cordobés a principios de los setenta realizó un reportaje al General Perón. En la tanda, el general sabiendo de la posición política del periodista le preguntó: “dígame Sergio, ¿Cómo es ser no Peronista?”, y ésta inquietud se la traslado al oyente antiperonista después de saber y ver quién fue Perón, Néstor, Cristina, De La Ruina y Macri.
No ser Peronista es estar de acuerdo con la oligarquía, en llamar a los pobres ‘planeros’ por unos pesos y justificar los subsidios o planes que hay para los Vicentín o los que compran un O km. Ser no Peronista significa insultar al empleado público y encajarle la frase de cabecera de la clase media que es: “con mi plata los banco”. Se olvida el no Peronista que su hijo que trabaja de médico en el hospital es un empleado público al igual que el policía, el maestro y el bombero.
Ser no Peronista es perder la sonrisa y adoptar el enojo como actitud diaria. Que tenga cincuenta años y parezca de 87. Ser no Peronista es estar en contra de todo. Nada popular ha de gustarle y si simpatiza con el fútbol seguro que es un plateísta que quiere echar al técnico porque con su cuota societaria lo está bancando.
Ser no Peronista es no haber leído a Jauretche, a Feinmann el bueno, a Ramos, a Hernández Arregui y jamás haber escuchado a Alejandro Dolina. Es justificar cualquier candidato en las listas macristas. Es denostar a un intelectual y bancar al ‘Dipy’, al ‘mago sin dientes’, a la Píparo y a cualquier ignorante que haya pasado cinco minutos por la tele y no haya avanzado ni siquiera en la secundaria.
Ser no Peronista es criticar a Dolina y alabar al ‘Dipy’. Es insultar a Cristina y aplaudir a cualquier vieja que llore por ‘Bisman’. Es fácil no ser peronista. Solo hace falta no estudiar, no leer, no saber, no tener ninguna intención de instruirse y aplaudir a sus mandantes que como aquel cocinero Intendente de Quilmes, que cuando le preguntaron sobre los derechos humanos y el pozo de Quilmes contestó: “Estamos solucionando el tema del bacheo”.
Ser Peronista es vivir con alegría, con ganas de aprender, entender que al amor es por siempre, que la patria es el otro, que existe una Patria Grande y que el del lado no es un árbol sino un compañero. Ser Peronista es escuchar y admirar la Marcha, a Hugo del Carril, a Leonardo Favio, a Tita Merello, a Discepolín, Manzi, Dolina, Stella Calloni, Jorge Rachid; es entender el saber y querer saber más. El peronismo es estar con las mayorías, incluir las minorías y denostar a la oligarquía. Es vivir con lo nuestro y para nosotros.
Por eso es raro no ser peronista, es complicado no serlo. Hace falta un ejercicio diario de insulto y enojo que lo mantenga despierto. Hace falta saber ladrar al otro, promover el egoísmo, criticar al generoso, ser católico y odiar al Papa, y entender que el odio es la línea editorial a seguir.
No ser Peronista es saber que las mujeres deben ser defendidas menos Evita, Cristina, cualquiera que sea K y todas las pañuelos verdes. Admirar a los hombres, menos a Perón, Néstor y Maradona, y todo aquel hombre K. Es difícil ser no Peronista por eso desde acá recomendamos lo contrario. Claudio y Darío después del papelón de su padre se hicieron Peronistas. Por la dudas, para alejar el virus antiperonista nosotros recomendamos dos dosis (que no sea Pfizer) de la Marcha por día. ¿No le parece?




