HAY QUE CAMBIAR LOS PUEBLOS.

Suele decirse que «los pueblos tienen los gobiernos que se merecen» y no es una mera expresión popular sino el pensamiento de Joseph de MAISTRE, un francés nacido en el Siglo XVIII, opuesto a la Revolución Francesa y a todo el movimiento ilustrado europeo. Más tarde otro francés, ya del Siglo XX, corrigió y dijo: «no es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”. Sea como fuere siempre rechacé estas expresiones, muy en boga durante los gobiernos militares en La Argentina, donde se pretendía responsabilizar «al pueblo» o a «la gente» de toda esa gestión política vergonzante.
Sin embargo y ya en este siglo asistimos a la entronización de gobiernos verdaderamente temerarios, votados por «la gente» o «el pueblo», despreciando opciones que puedan beneficiarlos y propiciando alternativas claramente en contra de sus propios intereses. En América Latina existen altas mayorías de pobres, indigentes y una clase media devaluada y oprimida, sin embargo las elites privilegiadas con porcentajes mínimos en la población logran ganar elecciones con el voto de los más desposeídos. No se entiende.
Lo derecha va recuperando terreno en Europa, está instalada en EE UU y es moneda de cambio en Brasil, Uruguay, Ecuador, Perú, Chile y Colombia. En La Argentina con un gobierno popular cuando un jubilado con la mínima en Diciembre de 2015 superaba los 500 dólares mensuales optó por un golpe de timón hacia la derecha y pasó a cobrar menos de 150 dólares. Tampoco ahora comprendemos cómo en la Comunidad de Madrid haya ganado el Partido Popular encabezado por Isabel DÍAZ AYUSO con casi el 45 % de lo votos, en desmedro de Podemos cuyo líder Pablo IGLESIAS apenas sobrepasó el 7 % de aprobación, así «el pueblo» o «la gente» se olvidó de los desalojos, la desocupación y todas las crisis económicas.
Por ello concluimos que por muy ignorantes, perversos y corruptos que puedan ser los políticos, no es a ellos a quienes debemos corregir sino a los pueblos, porque si mayoritariamente tenemos un electorado pensante, inteligente y honesto, nunca serían electos los corruptos. Es imposible imaginar que de haber existido democracia plena en los Siglos XVIII Y XIX la gente hubiese votado por quien hubiera de beneficiar sólo a los más pudientes, siendo los desposeídos las amplias mayorías necesariamente deberían ganar los gobiernos populares ¿Por qué ocurre esto? Para nosotros se debe a «propaganda política» que confunde libertad de pensamiento con libertad de prensa o de expresión pública.
Lo que debemos resguardar es la libertad de pensamiento, nuestra capacidad de poder optar, opinar y elegir. La libertad de prensa que esgrimen los poderosos, amparados por millonarios auspicios comerciales, envenenan y adormecen a la población imponiéndoles modos, costumbres y razonamientos que hacen tendencia, llevando a las masas como vacas al matadero sin que se den cuenta.
Nada cambió desde Joseph GOEBBELS de la Alemania nazi, dicho sea de paso que éste fue un gobierno elegido por el pueblo, donde eligen un enemigo único, en España a Pablo IGLESIAS, en Brasil a LULA, en Venezuela a MADURO, en Ecuador a CORREA y en La Argentina a Cristina FERNÁNDEZ, apuntando todos sus cañones hacia ellos con injurias, falsas denuncias o propiciando investigaciones judiciales sin sustento, generando el rechazo de un pueblo ignorante, domesticado y permeable, pero logrando torcer la opinión generalizada, haciéndolos votar en contra de sí mismos.
Si pudiéramos modelar un buen político, como se talla un cristal, aún así sería inocuo si «los pueblos» o «la gente» en altos porcentajes no van a ser capaces de medir su valor.
Un abrazo: GARCILAZO.




