CRISTIANISMO PRIMITIVO

Por Carlos Galli.
El cristianismo primitivo, conforme a la historia y a las investigaciones realizadas, es anterior al primer Concilio de Nicea, en el año 325.
Se divide en dos enormes fases muy diferentes.
La primera de ellas se la denominó Periodo Apostólico, que nace en el siglo II y III y principios del IV.
El cristianismo primitivo de otrora, fue perseguido a mansalva por el poderoso y temerario Imperio Romano. Estos adoraban múltiples dioses, dado que eran politeístas. Creían en un sin número de deidades paganas. Realizaban monumentos y estatuas, la mayoría de ellas, hechas en oro puro, que era el metal preferido de los orfebres para sus obras faraónicas, con diversas figuras, que representaban a distintas deidades y divinidades, carentes de todo tipo de sentimientos, inmóviles, con ojos que no ven, con oídos que no escuchan y con bocas que no hablan. Sin corazón, sin alma y sin espíritu. Inútiles y sin ninguna posibilidad de ayudar a sus seguidores.
El cristianismo primitivo, para el sanguinario Imperio Romano, era una secta peligrosa, irracional por creer en un DIOS invisible.
Los esclavizaban y eran asesinados por no obedecer a un Emperador, que se creía todo poderoso y ante quien tenían que venerar, algo que los cristianos jamás hicieron.
Los cristianos primitivos fueron acusados de incendiar Roma, cuando la historia nos enseña, que el incendio fue la orden de un enajenado y matricida Emperador, que se sentía dios en la Tierra, y no era más que un pobre y estúpido mortal, con una dosis de odio y de poder.
Más adelante realizaré un compendio de los más desgarradores hechos que el cristianismo en el nombre de DIOS, cometido contra la humanidad, desde las Cruzadas y la «bendita» inquisición, hasta nuestros días.




