TÉVEZ

Por Gabriel Princip.
Uno de los tantos millonarios que deberían realizar su aporte solidario es Carlos Tévez. El jugador del pueblo de las Cañitas presentó un amparo negándose a ayudar, olvidándose de donde vino y quien sabe cuánto le debe a esta gente.
Una muestra del egoísmo argentino la constituye este jugador que no pasará a la historia, porque la historia es para que aquellos que trascienden al margen de su profesión. Maradona que ganó mucho menos plata que este Carlitos en los pases, iba a donar cuando la muerte lo sorprendió. Claro, pero una cosa es ser Diego que se rebeló ante la FIFA, ante Macri y acompañó a todos los gobiernos populares y otra cosa es ser el socio de un saqueador. Coincidieron en que los dos jugaron en Boca y nada más.
Este Carlitos ganó importantes comisiones extrañas en pases raros y solo se rebeló ante la pobreza. Socio de un eólico Macri, habitante de San isidro y amigo de los amigos de Macri, difícilmente la historia lo recuerde.
Hace cinco años registraba en su cuenta corriente cien millones de dólares y se ufanaba cuando venía a la Argentina que se reunía con sus amigos de Fuerte Apache y él nunca pagaba. Carlitos se olvidó de su origen, de su funesta infancia, se olvidó que fue recogido por un padre postizo que le dio el apellido y una vida con comida diaria. Se olvidó de la gente que compró su camiseta y una entrada para avivarlo. Se olvidó del trapito que juntó moneda tras moneda para aplaudirlo. Ese es Tévez, el mismo que es el jugador del pueblo, del pueblo de Recoleta. Este desclasado es el mismo que habrá dicho alguna vez; “primero me pidieron un aporte solidario, recurrí a la justicia y no colaboré porque yo tengo plata y no me importa el otro, después me solicitaron camisetas para rifar y no las di porque no ganaba nada y no me importa si el otro no tiene, yo sé que mueren y enferman del virus pero no importa porque a mí no me pasó nada, tampoco me importa si no hay camas en los hospitales, mis hijos tienen que ir al colegio porque molestan en mi casa, y a mí que otra gente se enferma tampoco me importa, que el virus sigue matando pero no me importa soy futbolista, soy Tévez y no vivo en una villa, solo me importa lo que me pasa a mí, me pidieron una colaboración para mis amigos pero no importa porque no es mi problema. El virus vino por mí, no hay camas, mi prepaga colapsó, tengo plata, me importa pero ya es tarde”.
Tévez fue el jugador del pueblo, hoy es el socio de aquellos que lo detestan porque tendrá plata pero no es rubio ni tiene clase, ¿no le parece?