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Opinión

¿Qué hacen los criminales cuando no matan?

La sed y el hambre preceden al placer de beber a gusto o disfrutar un manjar, pero entre un extremo y otro median pausas, nadie vive emborrachándose constantemente, es necesario detenerse y disfrutar esa somnolencia de la embriaguez, otro tanto ocurre con el sexo, luego del goce se impone el reposo y un profundo respirar en la penumbra. Pero ¿en qué consiste la paz de los criminales? ¿Qué le dicen a su esposa o a sus hijos cuando llegan a sus casas?

No me veo en esa dicotomía, no puedo escindir mi obrar de la profunda intimidad con mis seres queridos, en cuanto a ellos pocos matan a la luz del día y mucho menos frente a sus familiares ¿Por qué se ocultan? ¿Cómo no manchar el rostro de un niño con una caricia de manos sangrantes?

¿Y cuando apagan la luz y cierran los ojos para descansar? Yo sé que a ellos no les hace mella, pero me consta que tienen conciencia, no son ni huecos ni ignorantes pero ¿con qué disfrutan? Tal vez sea con la muerte en sí misma que siempre la ven ajena, jamás será con su propia vida miserable ¡Cuánto esfuerzo gastado en ocultar lo que saben y no pueden decir!

Si íntimamente los humanos no se consideraran eternos la vida sería un tormento pensando que en cada esquina nos puede sorprender la muerte, pero para los criminales esa hipótesis no existe como tal, viven un presente prolongado decidiendo quién sí y quién no, por eso para ellos todo les es foráneo, baldío y turbio al decir de Miguel Hernández.

Hasta que un día los muertos vuelven, sin recuperar su vida vuelven y se preguntan por qué ya no hay más muertos, buscan en las calles, hurgan en los rincones pero sólo encuentran paredes blancas, ventanas abiertas, la ropa secándose al sol y jóvenes corriendo por el patio. Se preguntan ¿Dónde está? mas nadie sabe dar razones, sí recuerdan que hubo alguien que supo hacer mucho daño, que hoy la sola mención de su nombre huele a mala palabra, pero nadie pudo decir a ciencia cierta dónde estaba ¿Habría muerto? Muy probablemente sí, pero ninguno sabía dónde estaban enterrados sus huesos o esparcido sus cenizas.

Nada ni nadie lo menciona, no hay signos ni huellas, sólo un profundo silencio oscuro, impenetrable y eterno.

Un abrazo: GARCILAZO.

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